Chichén Itzá es una de las mayores ciudades espirituales de la cultura maya, en el lado caribeño del sur de México. En medio de la selvática península de Yucatán, es una hazaña excepcional y bien conservada de la antigua arquitectura maya, que se ha ganado un puesto en la lista de las 7 maravillas modernas del mundo, lo cual se entiende bien una vez que se presencie.
Chichén Itzá y el cenote sagrado
Chichén Itzá significa «En la boca del pozo del Itzá». Chi’, se traduce como «boca» y ch’en significa «pozo». Itzá es el nombre de una etnia que controlaba política y económicamente gran parte de la zona. Itzá, fue posteriormente rebautizado por los españoles como brujos o hechiceros.
Los terrenos de la ciudad se extienden 1,9 millas y contienen templos gigantescos, observatorios arcaicos, arenas deportivas primitivas, mercados y escenarios para sacrificios humanos. Las tribus indígenas viajaban miles de kilómetros, desde el norte de Arizona hasta el sur de Colombia, atravesando largos desiertos, espesas selvas y vastas cadenas montañosas para ver los templos de Chichén Itzá.
Este era el epicentro de una amplia gama de tribus indígenas para intercambiar bienes, historias y tener encuentros espirituales de proporciones épicas.
El centro de la ciudad es un templo gigante, al que los españoles llamaron El Castillo, que se construyó como representación física del calendario maya y como paso para que los dioses bajaran de los cielos. La pirámide tiene 4 lados, cada uno con 90 escalones, y 5 escalones más grandes en la parte superior, que representan los días y meses del año. Aquí las tribus practicaban rituales espirituales, subían y bajaban los escalones con grandes y pesados vestidos y joyas y realizaban sacrificios humanos para los dioses.
En los laterales están esculpidas las cabezas de Kukulcán, la serpiente emplumada que es el dios de la fertilidad, que desciende de los cielos cada año en el equinoccio de primavera para recoger los sacrificios. A día de hoy, Chichén Itzá es un espacio de encuentro para que miles de personas de todo el mundo se reúnan y presencien el descenso de Kukulcán.
En el recinto también hay un cenote sagrado, también llamado el Pozo del Sacrificio, donde se arrojaban los cuerpos de los renunciantes a las aguas cubiertos con tocados y joyas, pesándolos y evitando que nadaran o flotaran.
En excavaciones privadas realizadas a principios del siglo XX se encontró una gran cantidad de artefactos que habrían perecido si no hubieran sido preservados por las aguas del cenote. Se trata de objetos de madera, armas, esculturas, cerámica, huesos, conchas, herramientas y tejidos de jade, cobre y oro. Estos últimos artefactos son la evidencia de que Chichén Itzá fue un epicentro cultural y económico para la época, pues ninguno de estos artefactos es originario del área de Yucatán.
Otro rincón de la ciudad alberga uno de los mayores campos de pelota conservados, donde los indígenas practicaban sus deportes; las paredes de la cancha están cinceladas con imágenes de la élite atlética, adornadas con trajes decorativos, y sosteniendo las cabezas de sus oponentes.
El juego se realiza con una pelota de goma que debe ser lanzada con las caderas a un aro girado lateralmente. Se cree que estos juegos no son para el pueblo llano, el público de los jugadores es el rey y sus dioses.
Había mucho en juego, ya que uno de los capitanes de los equipos debía ser sacrificado una vez determinado el ganador. Todavía no se sabe si el equipo perdedor o el ganador sacrifican a su capitán a los dioses, siendo una insignia de honor o de derrota. Se les lleva a una plataforma llamada Tzompantli, o Plataforma de la Calavera, porque hay cientos de calaveras cinceladas en los lados de la plataforma. Es aquí donde se llevaban a cabo los rituales de sacrificio.
El Gran Juego de Pelota
En el lado opuesto de la ciudad se encuentra un gigantesco observatorio donde los mayas estudiaban los patrones y movimientos del sol, las estrellas y la luna. Al igual que El Castillo, Osero tiene forma de pirámide con escaleras ascendentes y un templo en la corona, sin embargo en el centro hay una abertura que conduce a una cueva de 36 pies de profundidad. Se encontraron esqueletos decorados con joyas cuando se excavó el lugar a principios del siglo XX.
No hace falta decir que esta antigua ciudad hecha por el hombre es de proporciones épicas, no sólo por su tamaño sino por su historia. Hay una energía especial que recorre la ciudad y que hay que experimentar por sí misma. Chichén Itzá se ha ganado definitivamente estar en la lista de las 7 Maravillas Modernas del Mundo.